martes, 22 de noviembre de 2016

Engaño.

Las palabras sensatas pierden sentido cuando la razon gana,
pero entonces endulcemoslas con besos falsos, cargados de mentiras y engaños; al principio sabran dulce como la miel, serán alentadores y llenarán de armonia cada rincon.
¿Y luego qué?
¡Dejemos que el telon se rasgue!, que se abra ante la verdad, y entonces no será mas asi;
ahora sabran a lo mas amargo de la sabila, doleran y llenaran de rencor nuestro ser.
No eran mas que viles falacias, asquerosas patrañas bien acomodadas, endulzadas con un icor que se entremezclaba con un glaseado de esperanzas.
Cuando la razon está ahí, y con premura se abre paso entre los actos, es porque pronto conoceremos un desenlace tal vez no tan agradable.
Las cosas como son; las personas tal vez no cambien nunca, solo juegan a seguir mintiendo, mienten sobre haberlo hecho (haber cambiado).
Entre tanto y tanto, nos acostumbramos a las falacias, a las dulces mentiras, y comenzamos a despreciar cualquier terron de azucar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario